En nuestro pais, a causa de la escasa experiencia en tentativas de transformar la historia en novela, se exige todavia a los libros que sean legibles y sobre todo que se entiendan. Es decir, que esten al nivel mental de quienes los lean, lo que nos lleva a que se jaleen, con alegria irresponsable, obras de escritores poco exigentes, aunque ese vergonzoso jaleo, por fortuna, no todo el mundo lo acepta, o mejor dicho, llega a entenderlo