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Ese dia a Liesel le costo mucho decir lo que dijo al marcharse. Traducido, podriamos comentar que tuvo que forcejear con dos palabras gigantes, cargarlas al hombro y arrojarlas con torpeza a los pies de Ilsa Hermann. Pesaban tanto que al final la tambaleante nina no pudo sostenerlas mas y cayeron de lado. Quedaron postradas en el suelo en toda su extension, extravagantes y desgarbadas.