Nos llevamos el cachorro a casa. Lo (la) abrace desde el otro lado de la habitacion. Luego, como ella no me dio ningun motivo para pensar que perderia algun dedo en el proceso, deje que comiera de mi mano. Despues le deje que la lamiera. Y que me lamiera la cara. Y despues lami yo la suya. Y ahora me encantan todos los perros y somos felices para siempre.