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Cristo murio como ningun otro hombre ha muerto. En cierto sentido, fue asesinado por manos de hombres malvados (Hechos 2.23). En otro, fue el Padre quien lo envio a la cruz y alli lo quebranto, sometiendole a padecimientos, agradandole al Padre que fuera asi (Isaias 53.10). Sin embargo, en otro sentido, nadie le quito la vida a Cristo. El la entrego voluntariamente por aquellos a quienes El amo (Juan 10.17-18). Cuando finalmente expiro en la cruz, no fue una lucha dolorosa contra sus asesinos. El no mostro ninguna agonia frenetica. Su paso final hacia la muerte, como todos los demas aspectos del drama de la crucifixion, fue un acto deliberado de su voluntad soberana, que muestra que hasta el ultimo momento, El estaba soberanamente en control de todo lo que sucedia. Juan dice: <> (Juan 19.30). De manera quieta y sumisa, Cristo simplemente entrego su vida. Todo habia sucedido exactamente como El dijo que ocurriria. No solo Jesus, sino tambien sus asesinos y la multitud burlona, junto con Pilato, Herodes y el Sanedrin: Todo habia cumplido perfectamente el determinado consejo y anticipado conocimiento de Dios hasta en su mas minimo detalle. Asi Cristo, con calma y majestuosidad, mostro su soberania absoluta hasta el final. Parecia una tragedia extraordinaria para todos los que lo amaban. Pero era el mas grande momento de victoria en la historia de la redencion, y Cristo aclararia ese hecho glorioso cuando irrumpiera triunfante de la tumba apenas unos dias mas tarde.