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Por fortuna no me enamore del Zorro locamente, como le ocurre a la mayoria de las mujeres al conocerlo; siempre he mantenido la cabeza fria con respecto a el. Me di cuenta a tiempo de que nuestro heroe solo es capaz de amar a aquellas que no le corresponden, y decidi ser una de ellas. Ha pretendido casarse conmigo cada vez que le falla una de sus novias o se queda viudo --eso ha ocurrido un par de veces--, y me he negado. Tal vez por eso suena conmigo cuando come pesado. Si yo lo aceptara como marido, muy pronto se sentiria atrapado y yo tendria que morirme para dejarle libre, como hicieron sus dos esposas. Prefiero esperar nuestra vejez con paciencia de beduino. Se que estaremos juntos cuando el sea un anciano de piernas enclenques y mala cabeza, cuando otros zorros mas jovenes le hayan reemplazado, y en el caso improbable de que alguna dama le abriera su balcon y el no fuera capaz de treparlo. !Entonces me vengare de las penurias que el Zorro me ha hecho pasar!