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Cada manana despertaba aletargada, lastrada por la tristeza, asustada por el interminable dia que se extendia ante ella. Todo se habia espesado. Estaba sumergida, perdida, en una bruma viscosa, envuelta en una sopa de nada. Entre ella y lo que deberia sentir habia un abismo. No le interesaba nada. Deseaba interesarse, pero ya no sabia como hacerlo; habia escapado de su memoria, la capacidad de interesarse. A veces despertaba temblorosa y desvalida, y veia, frente a ella y detras de ella y alrededor de ella, una absoluta desesperanza. Sabia que no tenia sentido estar alli, estar viva, pero carecia de la energia para pensar de manera concreta como suicidarse. Se quedaba en la cama y leia libros y no pensaba en nada.