"Por eso no levanto mi voz, viejo Walt Whitman, contra el nino que escribe nombre de nina en su almohada, ni contra el muchacho que se viste de novia en la oscuridad del ropero, ni contra los solitarios de los casinos que beben con asco el agua de la prostitucion, ni contra los hombres de mirada verde que aman al hombre y queman sus labios en silencio. Pero si contra vosotros, maricas de las ciudades, de carne tumefacta y pensamiento inmundo,