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Fragmento de El fantasma de Harlot(una historia novelada de la CIA), Norman Mailer ,1991. Ahora, por supuesto, hay toda clase de bullicio en algunas partes de la ciudad. Las tiendas tienen nombres como Lola y Marbella, y solo venden ropa. Este sabado hay hordas de compradores de aspecto materialista. Las reses cuelgan en las carnicerias, terriblemente sanguinolentas. De hecho, se come tanta carne en este pais (!ciento veinte kilos per capita!), que es posible oler grasa de barbacoa en todas las esquinas. El olor se mete en todo lo que uno come, pescado, pollo, huevos. Proviene de los grandes bovinos que galopan por las pampas. Pero no es este olor de las parrillas el elemento que encuentro unico. Son las calles laterales. Montevideo es una ciudad que se desparrama, y las partes antiguas permanecen; solo se les hace una suerte de refaccion. La mayoria de los nativos no viven en la historia tal cual la conocemos nosotros. Cuando me marche de Washington, todo el mundo estaba preocupado por Hungria y Suez y la campana presidencial. Ahora me siento alejado de los problemas del mundo. En Montevideo, todos los relojes publicos parecen haberse detenido.