Federico Garcia Lorca, poeta e intelectual muy vinculado a la Republica, habia llevado el teatro a traves de su compania La Barraca a las zonas mas desfavorecidas de los pueblos espanoles. Nada mas comenzar la contienda, habia sido fusilado sin mas contemplaciones. No existia delito; tampoco acusacion. Quizas, la falta que habia cometido y que le habia costado la vida no estuviese aun recogida en los libros de leyes: la incomprension. Muchos hombres y mujeres con nombres menos conocidos, descansaban en fosas comunes diseminadas por los caminos de Espana. (p. 117)