Por mucho que se ame a una mujer, cualquiera que sea la confianza puesta en ella, cualquiera que sea la certidumbre que nos de su pasado, siempre se es mas o menos celoso. Si ha estado usted enamorado, seriamente enamorado, ha debido de experimentar esa necesidad de aislar del mundo el ser dentro de quien se quisiera vivir por completo. Parece que, por indiferente que sea a lo que lo rodea, la mujer amada pierde parte de su perfume y de su unidad al contacto de los hombres y de las cosas.