confusamente consciente de que estaba haciendo algo que desde hacia mucho tiempo deseaba que se pudiera hacer, pero que nunca se habia imaginado que en realidad se pudiera hacer, sin saber como lo estaba haciendo porque no sabia donde estaban los pies y donde la cabeza, ni los pies de quien ni la cabeza de quien, y sintiendo que no podia resistir mas el rumor glacial de sus rinones y el aire de sus tripas, y el miedo, y el ansia atolondrada de huir y al mismo tiempo de quedarse para siempre en aquel silencio exasperado y aquella soledad espantosa.