No hay casualidades sino destinos. No se encuentra sino lo que se busca, y se busca lo que en cierto modo esta escondido en lo mas profundo y oscuro de nuestro corazon. Porque si no, ?como el encuentro con una misma persona no produce en dos seres los mismos resultados? ?Por que a uno el encuentro con un revolucionario lo lleva a la revolucion y al otro lo deja indiferente? Razon por la cual parece como que uno termina por encontrarse al final con las personas que debe encontrar, quedando asi la casualidad reducida a limites muy modestos. De modo que esos encuentros que en la vida de cada uno nos parecen asombrosos, no son otra cosa que la consecuencia de esas fuerzas desconocidas que nos aproximan a traves de la multitud indiferente, como las limaduras de hierro se orientan a distancia hasta los polos de un poderoso iman; movimientos; movimientos que constituirian motivo de asombro para las limaduras si tuviesen alguna conciencia de sus actos sin alcanzar a tener, empero, un conocimiento pleno y total de la realidad. Asi, marchamos un poco sonambulos, hacia los seres que de algun modo son desde el comienzo nuestros destinatarios.