!Oh encanto de la gorda pierna de robustez elefantina que en grasa se desborda! !Oh majestad divina del muslo rebozado en gelatina! ... Vivan las adiposas adoratrices del esfuerzo nulo, que dejan las odiosas fatigas para el mulo y comen todo lo que agranda el culo. --del Himno a la celulitis, de Enrique Serna