Coger un libro y perderme en el texto en los momentos dificiles ha sido siempre mi modo de buscar alivio, consuelo o, al menos, un respiro. Cuando los asuntos amorosos se torcian, echaba mano de un libro. Como consuelo despues de un fracaso en el trabajo teatral o con textos cuyo final se me resistia, siempre he tenido los libros. Como linimento, pero mas aun como instrumentos para desviar los pensamientos hacia otro lugar. Para hacer acopio de fuerzas.