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A ese tiempo infame lo llaman siglo de Oro. Mas lo cierto es que, quienes lo vivimos y sufrimos, de oro vimos poco; y de plata, la justa. Sacrificio esteril, gloriosas derrotas, corrupcion, picaresca, miseria y poca verguenza, de eso si que tuvimos a espuertas. Lo que pasa es que luego uno va y mira un cuadro de Diego Velazquez, oye unos versos de Lope o de Calderon, lee un soneto de don Francisco de Quevedo, y se dice que bueno, que tal vez merecio la pena.