La gran ventaja de este pensamiento positivo al estilo americano es que uno puede contar con que sean las personas quienes se lo impongan a si mismas. Los regimenes estalinistas tenian que apoyarse en el aparato del Estado (escuelas, policia secreta, etcetera) para imponer el optimismo, pero las democracias capitalistas confian en el mercado para que les haga el trabajo.