-- No --dijo creyendo a su imaginacion, y esto, con voz que pudiera ser oida--; no ha de ser parte la mayor hermosura de la tierra para que yo deje de adorar la que tengo grabada y estampada en la mitad de mi corazon y en lo mas escondido de mis entranas, ora estes, senora mia, transformada en cebolluda labradora, ora en ninfa del dorado Tajo, tejiendo telas de oro y sirgo compuestas, ora te tenga Merlin, o Montesinos, donde ellos quisieren; que, adondequiera eres mia, y adoquiera he sido yo, y he de ser, tuyo.