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!Ay senor! --dijo la sobrina--, bien los puede vuestra merced mandar quemar, como a los demas, porque no seria mucho que, habiendo sanado mi senor tio de la enfermedad caballeresca, leyendo estos, se le antojase de hacerse pastor y andarse por los bosques y prados cantando y tanendo; y, lo que seria peor, hacerse poeta; que, segun dicen, es enfermedad incurable y pegadiza.