En resolucion, el se enfrasco tanto en su lectura, que se le pasaban las noches leyendo de claro en claro, y los dias de turbio en turbio, y asi, del poco dormir y del mucho leer, se le seco el cerebro, de manera que vino a perder el juicio. Llenosele la fantasia de todo aquello que leia en los libros, asi de encantamientos, como de pendencias, batallas, desafios, heridas, requiebros, amores, tormentas y disparates imposibles, y asentosele de tal modo en la imaginacion que era verdad toda aquella maquina de aquellas sonadas invenciones que leia, que para el no habia otra historia mas cierta en el mundo.