Estas solo, y al estar solo, no has de mirar nunca la hora, no has de contar nunca los minutos. No has de abrir de nuevo tu correo febrilmente, no has de seguir decepcionado si solo encuentras en el un prospecto invitandote a adquirir por la modica suma de setenta y siete francos los tesoros del arte occidental o una vajilla de postre con tus iniciales grabadas. Has de olvidarte de esperar, de emprender, de tener exito, de perseverar. Te dejas llevar, y eso te resulta casi facil.