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Algunos hombres, algunas mujeres aisladas me fueron muy queridos, por otros senti admiracion (no soy envidioso), por otros tuve verdadera simpatia; por los chicos siempre tuve ternura y compasion (sobre todo cuando, mediante un esfuerzo mental, trataba de olvidar que al fin serian hombres como los demas); pero, en general, la humanidad me parecio siempre detestable.