Finalmente, aunque con este miedo y recelo, las escribio de la misma manera que el las hizo, sin anadir ni quitar a la historia un atomo de la verdad, sin darsele nada por las objeciones que podian ponerle de mentiroso. Y tuvo razon, porque la verdad adelgaza y no quiebra, y siempre anda sobre la mentira como el aceite sobre el agua.