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Solo hay algo a lo que los hombres con cargos publicos, del rey al ministro, dice, temen mas que la educacion de sus subditos: la pluma de los buenos escritores. La conciencia de los poderosos se retuerce cada vez que uno de estos heroes del pueblo, como el propio Bringas sin ir mas lejos, denuncia lo que esos infames no se averguenzan de perpetrar.