Con Ichimei descubrio las multiples sutilezas del amor y del placer, desde la pasion desenfrenada y urgente, hasta esos momentos sagrados en que la emocion los elevaba y se quedaban inmoviles, tendidos frente a frente en la cama, mirandose a los ojos largamente, agradecidos de su suerte, humildes por haber tocado lo mas hondo de sus almas, purificados por haberse desprendido de todo artificio y yacer juntos totalmente