no hay para que andeis mendigando sentencias de filosofos, consejos de la Divina Escritura, fabulas de poetas, oraciones de retoricos, milagros de santos, sino procurar que a la llana, con palabras significantes, honestas y bien colocadas, salga vuestra oracion y periodo sonoro y festivo; pintando, en todo lo que alcanzaredes y fuere posible, vuestra intencion, dando a entender vuestros conceptos sin intricarlos y escurecerlos. Procurad tambien que, leyendo vuestra historia, el melancolico se mueva a risa, el risueno la acreciente, el simple no se enfade, el discreto se admire de la invencion, el grave no la desprecie, ni el prudente deje de alabarla.