Algunas veces lees un libro, sientes un extrano afan evangelizador y estas convencido de que este desastrado mundo no se recuperara hasta que todos los seres humanos lo lean. Y luego estan los libros como Un Dolor Imperial, de los que no puedes hablar con nadie, libros tan especiales, escasos y tuyos que revelar el carino que les tienes parece una gran traicion.