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El cielo esta tan alto, y mis ojos tan sin mirada, que vivia contenta con saber donde quedaba la tierra. Ademas, le perdi todo mi interes desde que el padre Renteria me aseguro que jamas conoceria la gloria. Que ni siquiera de lejos la veria... Fue cosa de mis pecados; pero el no debia habermelo dicho. Ya de por si la vida se lleva con trabajos. Lo unico que la hace a una mover los pies es la esperanza de que al morir la lleven a una de un lugar a otro; pero cuando a una le cierran una puerta y la que queda abierta es nomas la del infierno, mas vale no haber nacido... El cielo para mi, Juan Preciado, esta aqui donde estoy ahora.