Ella se consideraba a si misma como un cometa navegando en el viento y, asustada de su propio motin interior, cedia a veces a la tentacion de pensar en alguien que pusiera freno a sus impulsos; pero esos estados de animo le duraban poco. Cuando meditaba en su futuro se tornaba melancolica, por eso preferia vivir desaforada mientras le fuera posible.