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Los huipiles hablaban, decian muchas cosas de las mujeres que los habian tejido, hablaban de su tiempo, de su condicion social, de su estado civil, de su conexion con el cosmos. Ponerse un huipil era toda una iniciacion, al hacerlo uno repetia diariamente el viaje interior hacia el exterior. Al meter la cabeza por el orificio del huipil, uno transitaba entre el mundo de suenos que esta reflejado en el bordado hacia la vida que aparece. En cuanto uno saca la cabeza, ese despertar a la realidad es un acto ritual matutino que recuerda dia a dia el significado del nacimiento. Los huipiles lo mantienen a uno con la cabeza en el centro, cubierta por delante, por atras y por los costados. Esta cruz que forma la tela bordada del huipil significa estar plantada en el centro del universo, alumbrada por el sol y arropada por los cuatro vientos, los cuatro rumbos, los cuatro elementos.