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Cuando el sol y la luna habian nacido en Teotihuacan, habian sacado a los hombres de la oscuridad. Ella sabia por sus antepasados que la luz que emiten esos astros no es solo fisica sino espiritual y que su transito por los cielos servia para unificar en el pensamiento de los hombres el ciclo de tiempo y espacio. La contemplacion de los cielos, como en un juego de espejos, se convertia en una contemplacion interna, se volvia un instrumento de transformacion, era algo que ocurria adentro y afuera, en el cielo y la tierra. Ano tras ano, ciclo tras ciclo, tejiendo el tiempo, entrelazandolo, como si de un petate de serpientes se tratara,