-Y cuando mi cuerpo perezca, mi alma todavia sera tuya, Claire. Juro por mi esperanza de ganarme el cielo que no sere separado de ti. Nada se pierde, Sassenach; solo se transforma. -Eso es la primera ley de la termodinamica -dije secandome la nariz. -No -respondio-. Eso es fe.