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Blanca se llevaba bien con su esposo. Las unicas oportunidades en que discutian era cuando ella intentaba averiguar sobre las finanzas familiares. No podia explicarse que Jean se diera el lujo de comprar porcelana y pasear en ese vehiculo atigrado, si no le alcanzaba el dinero para pagar la cuenta del chino del almacen ni los sueldos de los numerosos sirvientes.