--Pero ?no te das cuenta de que la nocion de la muerte entre nosotros es muy poca cosa, Claire? --susurro. Mis manos se cerraron contra su pecho. No, no pensaba que fuera poca cosa. --Todo el tiempo, cuando me dejaste despues de Culloden, estuve muerto, ?no es asi? --Crei que estabas muerto. Por eso... --Dentro de doscientos anos seguro que estare muerto, Sassenach --dijo sonriendo--. A causa de los indios, los animales salvajes, una plaga, la cuerda de la horca o solo por la bendicion de una edad avanzada, pero estare muerto. --Si. --Y mientras tu estabas alli, en tu propio tiempo... yo estaba muerto, ?no? Asenti sin palabras. Incluso ahora puedo mirar hacia atras y ver el abismo de desesperacion en el que aquella partida me sumio y del que sali trepando penosamente centimetro a centimetro. --<> Levanto el penacho verde y se lo llevo a los labios, para luego pasarlo por mi boca. --Estaba muerto, Sassenach, y sin embargo todo ese tiempo te ame. Cerre los ojos sintiendo la leve picazon de la hierba en mis labios. --Yo tambien te amaba --susurre--. Siempre lo hice. --Mientras mi cuerpo y el tuyo vivan, seremos una sola carne --susurro. Sus dedos me tocaron el pelo, la barbilla, el cuello y los pechos; respire su aliento y lo senti en mis manos. --Y cuando mi cuerpo perezca, mi alma todavia sera tuya, Claire. Juro por mi esperanza de ganarme el cielo que no sere separado de ti. Nada se pierde, Sassenach; solo se transforma. --Eso es la primera ley de la termodinamica --dije secandome la nariz. --No --respondio--. Eso es fe.