Sea por muerte o por rapto, cada creyente se presentara un dia ante el Amo celestial para ser evaluado y recompensado. Una vez mas, el esclavo obediente no tiene nada que temer frente al Amo. Por otro lado, los creyentes que dedican sus vidas a actividades temporales y sin valor deben esperar de Cristo una recompensa minima. Los pecados de todo creyente, por supuesto, son perdonados para siempre