Mira, amiga --respondio don Quijote--: no todos los caballeros pueden ser cortesanos, ni todos los cortesanos pueden ni deben ser caballeros andantes: de todos ha de haber en el mundo; y, aunque todos seamos caballeros, va mucha diferencia de los unos a los otros; porque los cortesanos, sin salir de sus aposentos ni de los umbrales de la corte, se pasean por todo el mundo, mirando un mapa, sin costarles blanca, ni padecer calor ni frio, hambre ni sed; pero nosotros, los caballeros andantes verdaderos, al sol, al frio, al aire, a las inclemencias del cielo, de noche y de dia, a pie y a caballo, medimos toda la tierra con nuestros mismos pies; y no solamente conocemos los enemigos pintados, sino en su mismo ser, y en todo trance y en toda ocasion los acometemos, sin mirar en ninerias, ni en las leyes de los desafios; si lleva, o no lleva, mas corta la lanza, o la espada; si trae sobre si reliquias, o algun engano encubierto; si se ha de partir y hacer tajadas el sol, o no, con otras ceremonias deste jaez, que se usan en los desafios particulares de persona a persona, que tu no sabes y yo si.