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"A veces nos contabamos mutuamente nuestros suenos. Pistorius sabia interpretarlos. Recuerdo ahora uno de ellos, para el cual hallo una explicacion singular. Yo habia sonado que volaba, pero no por facultad propia, sino lanzado a traves de los aires por un violento impulso del que no era dueno. La sensacion de este vuelo, deliciosa al principio, no tardaba en trocarse en miedo cuando me veia disparado a alturas vertiginosas. Pero entonces descubria con satisfaccion que podia regular la ascension y el descenso, reteniendo y dejando escapar el aliento. A esto dijo Pistorius: "El impulso que le hace a usted volar es nuestro gran patrimonio humano comun a todos. Es el sentimiento de nuestra relacion con las raices de toda fuerza. Pero nos da miedo abandonarnos a el. !Es tan peligroso! Por eso casi todos renuncian gustosos a volar y prefieren caminar, como buenos burgueses, por su acera, apoyados en los preceptos legales. Usted no. usted sigue volando valientemente. Y de pronto descubre usted algo maravilloso; advierte que poco a poco va aduenandose del impulso y que junto a la magna fuerza general que le arrastra hay otra fuerza pequenita y sutil que le es propia: un organo y un timon. Sin ella vagaria uno al azar por los aires, como les sucede, por ejemplo, a los locos. Estos tienen vislumbres mas hondas que los burgueses de la acera; pero no poseen una clave, carecen de un timon que les permita marcar el rumbo, y flotan a la deriva en el espacio."