Sabes, no estoy realmente sorprendido. --Su sonrisa era mitad conocedora y mitad amarga--. Nos besamos. Dos veces. Pasaste la noche usandome como tu almohada corporal... y disfrutandolo. Estaba seguro de que enloquecerias al momento que me fuera. Corriste directamente hacia Boris, porque el realmente no te hace sentir nada. Y sentir algo por mi te asusta como el infierno.