Site uses cookies to provide basic functionality.

OK
Sus rostros eran absolutamente similares en un detalle: parecian extremadamente incompletos, como cuadros con agujeros por ojos o como un rompecabezas al que le faltase una pieza nimia. Y eso que echaba en falta, penso Richards, era el aire de desesperacion. En sus estomagos no aullaban los lobos. Sus mentes no estaban llenas de suenos viciados, de esperanzas insensatas.