Con toda modestia, pero tambien con toda la determinacion del espiritu, propongo que hagamos ahora y aqui el compromiso de concebir y fabricar un arca de la memoria, capaz de sobrevivir al diluvio atomico. Una botella de naufragos siderales arrojada a los oceanos del tiempo, para que la nueva humanidad de entonces sepa por nosotros lo que no han de contarle las cucarachas: que aqui existio la vida, que en ella prevalecio el sufrimiento y predomino la injusticia, pero que tambien conocimos el amor y hasta fuimos capaces de imaginarnos la felicidad.