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Diego habia usado el florete a diario desde que era un nino, pero no habia tenido que pelear en serio. Su unico duelo a muerte fue con pistolas y habia sido mucho mas limpio. Comprobo que no hay nada honorable en un combate real, donde las reglas no cuentan para nada. La unica regla es vencer, cueste lo que cueste. Los filos de las armas no chocaban en una elegante coreografia, como en las clases de esgrima, sino que apuntaban directamente al enemigo para atravesarlo. La caballerosidad no existia, los golpes eran feroces y no se daba cuartel a nadie. La sensacion que transmitia el acero al entrar en la carne de un hombre era indescriptible. Se apodero de el una mezcla de despiadada exaltacion, de repugnancia y triunfo, perdio la nocion de la realidad y se transformo en una bestia.