Mama sabia ser alegre. Mama sabia ser temerosa. Mama sabia olvidar facilmente. Y, sin embargo tenia buena memoria. Mama me daba con la puerta en la narices, y sin embargo, me admitia en su bano. A veces mama se me perdia, pero su instinto me encontraba. Cuando yo rompia vidrios, mama ponia la masilla. A veces se instalaba en el error, aunque a su alrededor hubiera sillas suficientes. Aun cuando se encerraba en si misma, para mi siempre estaba abierta. Temia las corrientes de aire y sin embargo no paraba de levantar el viento. Gastaba, y no le gustaba pagar impuestos. Yo era el reves de su medalla. Cuando mama jugaba corazones ganaba siempre.