No eres mas que un ojo. Un ojo inmenso y fijo que lo ve todo, tanto tu cuerpo arrellanado como a ti mismo, observador observado, como si hubiese girado completamente en su orbita y te contemplase sin decir nada, a ti, al interior de ti, al interior negro, vacio, glauco, aterrado, impotente de ti. Te mira y te deja paralizado. Nunca dejaras de verte. No puedes hacer nada, no puedes escaparte, no puedes escapar a tu mirada, nunca podras: incluso si alcanzases a dormirte tan profundamente que ninguna sacudida, ninguna llamada, ninguna quemadura lograran despertarte, ahi seguiria ese ojo, tu ojo, que nunca se cerrara, que nunca se dormira. Te ves, te ves verte, te miras mirarte. Incluso si te despertases tu vision permaneceria identica, inmutable. Incluso si lograras anadirte miles, millones de parpados seguiria, detras, ese ojo, para verte. No te duermes, pero ya no te volvera el sueno. No estas despierto y nunca te despertaras. No estas muerto y ni siquiera la muerte lograria liberarte...