La oracion es realmente asi de sencilla. Resistete al impulso de complicarla. No te sientas orgulloso por las oraciones muy elaboradas. No pidas disculpas por las oraciones incoherentes. Nada de juegos. Sin encubrimientos. Simplemente se sincero... sincero con Dios. Subete a su regazo. Cuentale todo lo que hay en tu corazon. O no le digas nada. Solo eleva tu corazon al cielo y declara: Padre... Papito...