... ese afan que tienen los hombres de aferrarse a cualquier despojo de alguien que quisieron mucho, esos despojos del cuerpo y del alma que han quedado abandonados por ahi: en esa especie de destrozada e incierta inmortalidad de los retratos, de las frases que alguna vez dijeron a otros, del recuerdo de alguna expresion que alguien recuerda, o dice recordar, y hasta de esos pequenos objetos que de ese modo alcanzan un valor simbolico y desmesurado (una cajita de fosforos, una entrada de cine); objetos o frases que producen entonces el milagro de hacer presente aquel espiritu aunque fugaz, inasible y desesperadamente presente, del mismo modo que un recuerdo querido con algun transitorio golpe de perfume o un fragmento de musica; fragmento que no tiene por que ser importante ni profundo, y que bien puede ser humilde y hasta trivial melodia que en aquel tiempo magico nos hizo reir por su vulgaridad, pero que ahora, ennoblecida por la muerte y la separacion eterna, nos parece conmovedora y profunda.