Como se imaginaba su equipo ya estaba trabajando a marchas forzadas. Cada uno se afanaba en su mision, pero nadie iba con prisas. Trabajar rapidamente, les habia ensenado Caine, invocando una antigua regla de entrenador, pero sin prisas. No era un mantra sin sentido: cuando vas con prisas, pasas por alto cosas. No obstante, la lluvia empeoraba y les quedaba poco tiempo. La madre naturaleza hacia de complice de un asesino.