Todos tenemos una lucha cuando evaluamos nuestra vida cristiana. Podemos ver cambios para bien en nuestra vida, pero tambien vemos las cosas que no queremos ver; las cosas que no queremos que nadie vea. Asi que, al analizar el estado de nuestra alma, no necesitamos preguntar donde estabamos cuando nacimos de nuevo, ni siquiera como sucedio. Mas bien debemos preguntarnos si hay alguna evidencia de un cambio en la orientacion interior de nuestra disposicion, nuestra actitud hacia las cosas de Dios.