La primera sensacion fue que, si alguien me renia, yo me echaria a llorar. La segunda, que la habitacion era demasiado pequena para mi cabeza. Sentia la frente muy lejos de la nuca, y los lados enormemente distantes el uno del otro, a pesar de lo cual un sordo latido pasaba de una sien a otra. Las distancias no significan nada hoy en dia.