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Mi abuela tenia una teoria muy interesante, decia que si bien todos nacemos con una caja de cerillos en nuestro interior, no los podemos encender solos, necesitamos, como en el experimento, oxigeno y la ayuda de una vela. Solo que en este caso el oxigeno tiene que provenir, por ejemplo, del aliento de la persona amada; la vela puede ser cualquier tipo de alimento, musica, caricia, palabra o sonido que haga disparar el detonador y asi encender uno de los cerillos. Por un momento nos sentiremos deslumbrados por una intensa emocion. Se producira en nuestro interior un agradable calor que ira desapareciendo poco a poco conforme pasa el tiempo, hasta que venga una nueva explosion a reavivarlo. Cada persona tiene que descubrir cuales son sus detonadores para poder vivir, pues la combustion que se produce al encenderse uno de ellos es lo que nutre de energia el alma. En otras palabras, esta combustion es su alimento. Si uno no descubre a tiempo cuales son sus propios detonadores, la caja de cerillos se humedece y ya nunca podremos encender un solo fosforo (p.102)