La justificacion es distinta de la santificacion, porque en la justificacion de Dios no hace justo al pecador, El lo declara justo (Romanos 3.28; Galatas 2.16). La justificacion imputa la justicia de Cristo a favor del pecador (Romanos 4.11). La santificacion imparte justicia al pecador personalmente y en la practica (Romanos 6.1-7; 8.11-14). La justificacion tiene lugar fuera de los pecadores y los cambios de su situacion (Romanos 5.1-2). La santificacion es interna y cambia el estado del creyente (Romanos 6.19). La justificacion es un acontecimiento, la santificacion es un proceso. Los dos deben distinguirse uno del otro, pero nunca se pueden separar. Dios no justifica a quien no santifica, y El no santifica a quien no justifica. Ambos son elementos esenciales de la salvacion. La corrupcion de la doctrina de la justificacion da como resultado graves errores teologicos. Si la santificacion se incluye en la justificacion, entonces la justificacion es un proceso, no un suceso. Esto hace que la justificacion sea progresiva, no completa. Entonces se esta de pie delante de Dios en base a la experiencia subjetiva, no seguro por una declaracion objetiva. La justificacion, por lo tanto, puede ser experimentada y luego perdida. La seguridad de la salvacion en esta vida se vuelve practicamente imposible porque la seguridad no puede ser garantizada. El fundamento de la justificacion del pecador es en ultima instancia la virtud propia continua en el presente, no la justicia perfecta de Cristo y su obra expiatoria. Es evidente que esta idea va en contra de la ensenanza biblica.