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No tiene usted por que compararse con los demas, y si la Naturaleza le ha creado para murcielago, no debe usted aspirar a ser avestruz. A veces se tiene usted por demasiado raro y se reprocha seguir caminos distintos a los que sigue la mayoria. Deje usted eso. Contemple el fuego, contemple las nubes, y en cuanto surjan los presagios y comiencen a sonar en su alma las voces, abandonese a ellas sin preguntarse antes si le conviene o le parece bien al senor profesor, a papa o a un buen dios cualquiera.